Más allá de los top turísticos ultra famosos (Cuenca y sus casas colgadas, el casco antiguo de Toledo, las lagunas de Ruidera…) la comunidad de Castilla-La Mancha ofrece otro buen montón de atractivos, no tan conocidos a veces, pero igual de sugerentes a la hora de preparar una ruta. Estos son 12 de mis preferidos:
1. Sigüenza (Guadalajara)
Sigüenza es uno de esos pueblos donde todos sus rincones desprenden aires medievales. Su ingente patrimonio monumental incluye el castillo, que hoy es Parador de Turismo, y la catedral de Santa María de Sigüenza, con su planta de cruz latina, su famosa torre del Gallo y sus dos torres exteriores que le confieren un cierto aspecto militar defensivo. Además de la historia que atesora cada piedra centenaria, en Sigüenzase disfruta de una buena gastronomía, con platos típicos de la zona como la sopa castellana o las migas con chorizo, torreznos y huevos fritos.
Información. Turismo de Sigüenza
2. Chorros del río Mundo (Albacete)
Pocos ríos españoles pueden jactarse de tener un nacimiento tan singular y tan espectacular como este afluente del Segura. En medio de un circo de piedra cortado a pico, una gruta de 25 metros de diámetrolanza al vacío bocanadas de agua que, 82 metros más abajo, se estrella contra las rocas y juguetea entre un enjambre de cascadas y pozas de extraordinaria belleza. Son los Chorros del río Mundo, un lugar en las antípodas de ese tópico de La Mancha de horizontes planos y llanuras cerealistas sin un solo árbol al que estamos acostumbrados.
Información. Oficina de Turismo de Riópar
3. Alcalá de Júcar (Albacete)
Para visitar este pueblo serrano hay que dejar el coche al otro lado del puente que salva el Júcar y adentrarse a pie en una de esas ciudades laberínticas que ha sabido conservar su legado histórico y sobre todo, suurbanismo medieval. Alcalá no es lugar de grandes monumentos ni de edificios singulares. Todo lo contrario. Su encanto radica en lo sencillo, en lo popular. En su estampa encaramada sobre la hoz del río Júcar, en uno de los rincones más puros y más desconocidos de la comarca de La Manchuela.
Información. Oficina de Turismo de Alcalá de Júcar
4. Plaza Mayor de Almagro (Ciudad Real)
Cuado uno se sitúa en el centro de la plaza Mayor de Almagro, una de las más bellas de Castilla, le entran ganas de recitar a Lope de Vega o a Calderón. Su disposición rectangular, rodeada de balcones y galerías porticadas a modo de plateas populares, recuerdan un inmenso escenario teatral. De hecho, esas galerías de madera de color verde soportadas por 81 columnas de piedra fueron utilizadas como palcos para actos públicos de toda índole, incluidas corridas de toros, hasta su prohibición en 1785. Más referencias escénicas: en una de las casas que da a la plaza se descubrió el mejor de los corrales de comedias -teatro populares del siglo XVII que solían usar el patio de las posadas- que han llegado a nuestros días. En él se celebra cada año el Festival de Teatro Clásico de Almagro. Una plaza muy teatral, sin duda.
Información. Oficina de Turismo de Almagro
5. Molinos de Campo de Criptana y Consuegra (Ciudad Real y Toledo)
La cita te viene a la cabeza nada más verlos: “… porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta o poco más desaforados gigantes con quien pienso hacer batalla”… Pero no son gigantes, sino molinos, como bien advertía el bueno de Sancho. Los diez molinos de viento de Campo de Criptana (Ciudad Real) se alzan sobre un cerro como gigantes de la historia, monumentos vivos de nuestro pasado industrial. De los diez, tres conservan la maquinaria original del siglo XVI. Los otros siete son museos de lo más variopinto: de la labranza, de la pintura, del poeta Vicente Huidobro e incluso de la mismísima Sara Montiel, vecina ilustre de Campo de Criptana. En Consuegra (Toledo) se conservan otros doce perfectamente alineados en el cerro Calderico.
Información. Oficina de Turismo Campo Criptana, Molino Poyatos
6. Brihuega (Guadalajara)
Pueblo coqueto y monumental, una de las referencia de La Alcarria. Lo primero que se descubre al llegar a Brihuega es el castillo de la Peña Bermeja, visible desde cualquier esquina. Pero buena parte del pueblo se desarrolla en otro plano: el subterráneo, mucho menos vistoso que el castillo. Existen múltiples leyendas acerca de los kilométricos subterráneos que horadan el subsuelo de Brihuega: que si imaginarios pasadizos militares, que si misteriosas conexiones entre el castillo y los palacios…. Pero lo cierto, aunque menos novelesco, es que las cuevas nacieron para albergar los vinos y la comida a modo de bodega, un lugar seguro y fresco. Un hermoso lugar para “morir de amor en la adolescencia”, como dijera Cela.
Información. Oficina de Turismo de Brihuega
7. Pastrana (Guadalajara)
De las realidades que Cela descubriera hace 53 años en su obra Viaje a la Alcarria muy poco queda ya en el siglo XXI. Sus villas, antes atrasadas y ahora remozadas, maquilladas y convenientemente dotadas de hoteles y restaurantes de los que ahora se llaman con encanto, son ahora el objeto del deseo de todos los circuitos turísticos de la comunidad. Por ejemplo, Pastrana, la villa más monumental de esta alcarria guadalajareña. La localidad debe su nombre y su esplendor a los duques de Pastrana, los señores feudales que durante varios siglos hicieron de esta localidad alcarreña una segunda corte donde cocinar asuntos de estado.Su palacio aún preside la agradable plaza de la Hora.
Información. Oficina de Turismo de Pastrana
8. Atienza (Guadalajara)
De Atienza dijo Benito Pérez Galdós que tenía “casas feas y caducas, rodeadas de misterio vivo; sus calles irregulares invitan alsonanbulismo”. Quizá don Benito se pasó un poco en lo de feas y caducas, pero dio en la diana en lo del misterio. El misterio que envuelve por ejemplo, su castillo, encaramado de manera irreal sobre una roca. Esta villa ahora adormilada en las soledades castellanas mantuvo abiertas en su época gloriosa una docena de iglesias, a cual más espléndida y cargada de tesoros. Basta caminar desde la plaza del Ayuntamiento por la puerta de Arrebatacapas y plantarse en la plaza del Trigo, acordonada por casa señoriales voladas sobre soportales, para tomar conciencia de lo que Atienza fue.
Información. Oficina de Turismo de Atienza
9. Hoces del río Cabriel (Cuenca y Albacete)
El Cabriel se hizo famoso tristemente a finales de los noventa debido a la posibilidad de que una nueva autovía destrozase uno de sus parajes emblemáticos, el Cuchillar de Contreras, Hoy, a salvo ya de tropelías del progreso, el Cabriel rentabiliza su imprevisto salto a la fama. El Cuchillar y las contiguas Hoces del Cabriel están protegidos bajo la figura de reserva natural, pero quienes lo conocen bien saben que este río tiene otros muchos rincones recomendables. Como las riberas de dos de sus afluentes, el río Laguna y el arroyo de Tejadillos, y la zona de la laguna del Marquesado. Una reliquia de la naturaleza manchega que salió del anonimato gracias a una autovía.
Información. Turismo de Castilla la Mancha.
10. Parque Nacional de Cabañeros (Ciudad Real y Toledo)
Ocupa un paraje de excepcional valor ecológico entre las provincias de Ciudad Real y Toledo, donde se alterna la montaña con la llanura cerealista. Conviene empezar la visita por el Centro de Interpretación de Casa de Palillos, en la carretera que va de Pueblo Nuevo del Bullaque a Santa Quiteria. Dos tipos de paisaje modelan Cabañeros: las rañas, llanuras donde se taló la vegetación autóctona para cultivar cereal, y las llamadas sierras, relieves montañosos donde asoma el bosque de encina, quejigo, alcornoque y madroños
Información. Información y reservas del Parque
11. Yeste y el río Segura (Albacete)
Yeste es la capital de la zona albaceteña de la Sierra del Segura. Además de su interesante casco monumental, Yeste tiene el atractivo de ser el punto de entrada a una de las zonas más remotas y desconocidas de la comunidad castellanomanchega: la cuenca alta del río Segura, que comparte con la provincia de Jaén. Una comarca de pinares y roquedos con pequeñas aldeas y rincones maravillosos para los amantes del senderismo y la naturaleza como los valles del Zumeta y el Tus -dos afluentes del Segura-, las Juntas de Miller o el embalse de Anchuricas.
12. Nacimiento del río Cuervo y serranía de Cuenca
Tampoco tienen nada que ver los parajes verdes y húmedos de la serranía de Cuenca con los tópicos de la llanura manchega, pensada siempre como eterna planicie dorada. Beteta es una de las localidades más importantes de la serranía, a la que se accede través de un cañónque se cierra vertiginosamente durante más de cinco kilómetros. Uno de los lugares más espectaculares es el nacimiento del río Cuervo, que brota entre tobas y helechos.
Información. Turismo de Cuenca
Más información en: http://blogs.elpais.com/paco-nadal/2015/04/10-lugares-castilla-mancha-imprescindibles-visitar-.html